PRÓXIMA INAUGURACIÓN DEL MUSEO IQUITOS

Pronta inauguración del “Museo Iquitos”, establecimiento que viene siendo acondicionado por la Municipalidad Provincial de Maynas, a través de la gestión de la Alcaldesa, Arq. Adela Jiménez Mera, y que se encuentra ubicado en Jr. Yaraví Cdra 12 - Parque Zonal.  

Este importante proyecto, se viene desarrollando en virtud al Convenio suscrito entre la Municipalidad Provincial de Maynas y la Pontificia Universidad Católica del Perú,  el mismo que viene siendo aesorado por la  Casa O’Higgins, en persona del museólogo Luis Reppeto Málaga, quien está a cargo de todo el montaje de las piezas museográficas. El museo representará los 150 años de historia, que no solo incluye hechos histórico a nivel de la región, si no también nacional e internacional. 
  
En el primer piso se expondrá los primeros 50 años que corresponden también a la época del caucho, en una primera sala se desarrollará la biodiversidad, el paisaje, el río y la ciudad, mediante mapas se proyectará cifras, población, datos actualizados; Nauta como ciudad histórica, todo esto mediante paneles infográficos. En la segunda sala se proyectará la fundación de Iquitos, que es un tema polémico, el desarrollo urbano, las primeras construcciones, sus habitantes, el boom de la época del caucho, el ferrocarril, la inmigración, las comunidades nativas, el intercambio comercial con Europa, esto será mediante fotografías y material etnográfico.

En el segundo piso, se proyectará desde la transformación de la ciudad, la decadencia del caucho, la explotación de las haciendas, especialmente de la madera y del paiche, la pesca con barbasco, y finalmente, la explotación de los hidrocarburos, es decir el desarrollo económico frente al desarrollo territorial, la presencia de la Marina de Guerra, los conflictos con Colombia y Ecuador, una línea paralela en el tiempo para Iquitos y otra para el Perú, Iquitos al futuro y por último muestras de artes contemporáneas. 

Con la creación de este mueso se marca  un hito cultural en la región, que recupera sus valores históricos, culturales y naturales, que conllevan al enraizamiento de la identidad amazónica, felicitamos la pionera labor de la PUCP en Iquitos y a Luis Repetto y a todo su equipo de colaboradors por la tarea lograda.  

La inauguración del Museo Iquitos, se ha previsto para el 28 de febrero de los corrientes.

                                                                
Invitación al acto inaugural del correo de Luis Repetto


¿Vale la pena fomentar la lectura en el Perú?

Escribe: Luis Jaime Cisneros*

La campaña que para impulsar el Plan Lector ha emprendido el ministerio de Educación merece apoyo cierto y presuroso. No consiste en aplaudir la iniciativa, sino en ayudarla a desenvolverse por cauces adecuados. Por lo pronto, como toda campaña, exige tener una idea clara (y científicamente correcta) de qué es lo que se quiere impulsar. El plan lector busca despertar el interés, el hábito de la lectura. Ante todo, es necesario tener idea muy precisa de lo que la lectura significa. Por ahí se oyen encuestas y  proposiciones, críticas y consejos que requieren poner las cosas en claro. 

Leer es una operación compleja que requiere mucha atención. Estar atento  reclama una actitud de la inteligencia y una sana intención de comprender los textos. 

Si no hay comprensión de un texto, no hay lectura provechosa.  Apenas estamos en los inicios del plan Lector, y ya se oyen consejos y propaganda sobre la conveniencia (o la necesidad) de no desatender a la lectura rápida. En verdad, así no caminaremos rectamente. No se trata de comercializar el tema. 
La lectura veloz no asegura el aprovechamiento de lectura alguna. No es un método para aprender a leer, ni es una manera aconsejable de entrenarse en la comprensión de los textos.

Todavía hay quienes creen ingenuamente que el que sabe identificar las letras de un texto, ya sabe leer.  Y quienes creen que si se lee con un diccionario a la mano se aprovecha más la lectura. Hay que convencerse de que la lectura no busca identificar letras de un texto, ni siquiera reconocer significado de las palabras que ese texto encierra. Se trata de comprender el sentido de un texto. Y esa tarea no es fruto de la actividad de los ojos fisiológicos, sino de la atenta intervención de los ojos mentales. Leemos el sentido de un texto, y no el significado de las palabras que lo integran. Se lee en contexto. Y eso no requiere velocidad sino necesaria y meditada reflexión.  Meditar lo que vamos leyendo nos hace persona. 

¿Y por qué esta campaña lectora? ¿Se pondrá fin, de ese modo, a la crisis del sistema educativo, de que tanto se habla? ¿Mejorarán los conocimientos de matemáticas y lenguaje? ¿Acabará la deserción? Sí, hacen bien quienes se preguntan si es que la lectura es arma real de combate en un plan de emergencia educativa. Hay que preguntárselo para adelantar, de inmediato, la afirmativa respuesta. Está admitida una espesa niebla en el horizonte educativo. Y nadie duda de que nuestra educación se halla en emergencia. 

Pues bien, hay que aprender a abrirse paso en la emergencia. Y el movimiento inicial, el más urgente, está mirando el campo de la comunicación. 

Si no acertamos a comunicarnos, la oscuridad persistirá hasta confundirnos. Para que haya luz, necesitamos la palabra. Y para creer en el valor y en la eficacia de nuestra palabra, debemos aprender a apreciar y reconocer el valor de la palabra en los otros. Porque somos seres dialógicos. Mi lenguaje no tiene valor; su trabajo resulta ineficaz si no tengo frente a mí al prójimo con quien debo organizar nuestra vida en sociedad. La palabra escrita nos ayudará a buscar y a encontrar en nosotros mismos la voz apetecida que nos devuelva la confianza en la tarea pedagógica. Y la palabra escrita tiene vida asegurada, en el espacio y el tiempo, a través de la lectura. Por eso la lectura (y, por lo tanto, la palabra escrita) nos infundirá el necesario vigor para rescatar aquellos valores que constituyen los fundamentos de nuestra sociedad. 

Pueblo que no lee es pueblo que va perdiendo su perfil. ¿Acaso no podemos reflexionar y reconocer cuántos y cuáles han sido los factores que nos han llevado, durante estos últimos veinte años, a esta deleznable situación? Determinadas lecturas fueron alimentando la ideología del terror. La lectura es también instrumento de liberación. Habituarnos a la lectura nos irá devolviendo la seguridad para expresarnos. La seguridad para expresarnos irá afirmando en nosotros la voluntad de ser. Y en un país como el nuestro, el buen manejo de la expresión contribuirá a mejorar las vías de comunicación entre gobernantes y gobernados. Hay que ayudar a descubrir que la lectura es un elemento de liberación. 

Dos clases de estudiantes pueblan nuestras aulas: aquellos para quienes la lengua adquirida es el español, y aquellos para quienes el lenguaje adquirido no lo es, y para quienes el español resulta la segunda lengua. Por eso una política de lectura resulta clave para convertir a la lectura en instrumento de cohesión nacional. En Santa Cruz de la Sierra, hace apenas tres años, reunidos los jefes de Estado, rubricaron esta hermosa sentencia: “La lectura es un instrumento real para la inclusión social y un factor básico para el desarrollo social, cultural y económico de los países”. 

Este plan lector en que está empeñado el Ministerio de Educación merece, por mil razones, apoyo y consejo. Si logramos hacer de la lectura instrumento de socialización capaz de garantizar una viva conciencia de peruanidad, habremos conseguido un logro político trascendental: despertar la conciencia de una realidad panhispánica. Pero así como hay que estar alerta para no dejarse seducir por métodos que nada tienen que ver con los objetivos de la lectura, debemos asimismo cuidarnos de quienes se empeñan en proponernos modelos de textos de lectura. Una manera muy sencilla de iniciarse en la lectura, es acostumbrarse a leer el periódico. Se obtienen ventajas adicionales: el lector se informa de la realidad del mundo en que vive, lo que sirve para corroborar la ventaja que el lenguaje tiene de poder decir la verdad.

Tomado del correo personal (2006)
Luis Jaime Cisneros (1921-2011). Filólogo  y doctor en letras. Profesor universitario. 


                   
Luis Jaime Cisneros
Foto: tomada del blog http://bit.ly/1go78fV

La fundación de la Plaza de toros de Acho

La Conquista del Perú trajo como consecuencia que la cultura y las costumbres españolas se trasplantasen a estos nuevos dominios, una de esta manifestaciones fueron las corridas de toros.


Según Ricardo Palma, la primera corrida de toros que se efectuó en Lima y en el Perú, se escenificó en el año 1538, como parte de las celebraciones por la derrota de los almagristas, aunque no existe ninguna fuente documental fidedigna que confirme dicho asierto.


La primera corrida de la que se tiene plena confirmación documentaria se produjo en Lima, el lunes 29 de marzo de 1540, para celebrar la consagración de óleos.  Es imposible cuantificar el número de corridas realizadas en Lima durante la etapa previa a la instalación de la Plaza de Acho, sin embargo, hay registros de varios fetejos notables realizados para celebrar la llegada de virreyes a Lima.


Los monarcas hispanos habían dado una serie de disposiciones para que se estimulara la realización de estos festejos, no sólo por tratarse de un entrenimiento popular, sino también por ser una manera de obtener dinero para efectuar diversas obras públicas.


En 1754, el virrey Manso de Velasco autorizó a don Pedro José Braco de Lagunas y Castilla Altamirano, a organizar corridas en el lugar denominado "el Acho" que se realizaron en una plaza demontable.  La palabra Acho significa según el diccionario de la Real Académia Española de la Lengua "sitio elevado cercana a la costa, desde donde se descubre bien el mar y en el cual se colían hacer señales con fuego".


La construcción de una plaza estable en la que se realizaran anualmente un número constante de festejos era una necesidad, considerando que en aquella época el virrey Amat y Junient era aficionado a las corridas de toros.  Asimismo, el rico hacendado Agustín Hipólito de Landaburu y Rivera monstró interés en contruir una plaza firme, que se situaría en Acho, cercano a las fladas del cerro San Cristóbal.


Luego de las gestiones, consultas con autoridades y poderes necesarios para construir la plaza.  Por dicho acuerdo, Landaburu se comprometía a correr toros ocho veces al año, el 09 de julio de 1765 el virrey expidió el decreto que manda a cumplir el contrato y la construcción de la plaza.  Las obras de la plaza se iniciaron en el segundo semestre de 1765, y estuvieron a cargo del alarife Juan Cristóbal de Bargas.


La plaza de Acho fue estrenada, antes de concluirse las obras, el 30 de enero de 1766, su tasación recién se realizó el 22 de junio de 1767, valorándola en 84,896 pesos; siguiendo una peculiar constumbre nacional que aún perdura hasta nuestros días.

Ello la convirtió en la plaza de toros más antigua de América, y la tercera del mundo, sólo antecedida por la de Béjar y Zaragoza ambas en España.


La primera corrida contó con la presencia del virrey Amat y Juniet y el cartl incluyó a los espadas nacionales Pisi, Maestro de España y Gallipavo.  El primer toro lidiado se llamó Albañil Blanco, con divisa caña y rosado proveniente la hacienda Gómez de Cañete, la cual era propiedad de Landaburu.

Fuente: Alvarez Carrasco, Ricardo (2013).  Hipólito Unanue y el legado de la Familia Landaburu.
                       

                                    Vista panoramica de la Plaza de Acho

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